BALATE I, ‘vereda en los extremos de las heredades, que les sirve de lindero,’ del ár. balâƫ ‘camino, calzada’.

1.ª doc.: 1672, Orden. de Granada.

Eguílaz; Steiger, Contr., 158. La misma voz penetró en el Sur de Italia, y dió en España el nombre de lugar Albalate. Es vivo en las montañas de Almería en el sentido de ‘ribazo que termina un campo’. El sentido etimológico parece ser ‘palacio’ (clásico y en historiadores hispanos y egipcios de los SS. XI y XV) ‘nave o galería de una mezquita’ (ya documentado en el Damasco de los Omeyas), pues parece tratarse de un viejo préstamo del lat. palatium sea directamente a través del siro-arameo, sea por conducto del b. gr. παλάτι (préstamo probablemente muy antiguo y ya anterior a la asibilación del tȳ latino), y es verosímil admitir que a la acepción más reciente ‘calzada’ se llegara a través de ‘pavimento de baldosas’ (evolución beduina causada por las grandes ruinas romanas de Siria); en vista del cat. El Vilot (nombre de un picacho donde se han encontrado muchos restos ibéricos, 10 K. al O. de Lérida, que parece procedente de la pronunciación bāl༗ƫ del árabe vulgar) ―V. detalles en mi Onomasticon Cat., municipio de Alcarràs― parece comprobado que en las acepciones más etimológicas ‘gran edificio antiguo’, ‘nave’, ‘palacio’, o por lo menos ‘suelo de pavimento’ corrió también en el árabe leridano de los SS. X-XII. V. además la discusión entre David Lopes (Toponimia árabe do Portugal 20-21; Os Árabes nas Obras de A. Herculano, en Bol. Ac. Ci. Lisboa III, 230-231) y su sucesor romanista J. da Silveira, RL XXIV, 193-198, en torno a los nombres de lugar portugueses del tipo Alvalade, muy copiosos en el Sur del país, cuya forma más antigua aparece junto a Coímbra en la variante Alvaade, hoy Alvade [Alvaladi a. 933, Alvaade S. XIV]: Silveira demuestra que se trata generalmente de lugares por donde cruzó el país una vieja estrada o por donde entró en una ciudad (así el Campo de Alvalade en Lisboa), pero exagera bastante al negar lo mucho que hay de cierto en lo escrito por el maestro Lopes, y en parte yerra confundiendo el ƫa arábigo con el ?a, desorientado por las notaciones imperfectas de Simonet (Glos., s. v. palath, p. CCXVII) y la seudociencia de Eguílaz; en realidad no existe, por lo menos en la etimología remota, la oposición que él cree ver entre dos vocablos árabes diferentes. Tampoco ha existido nunca el port. alvalade en el sentido de ‘catafalco’ ‘palco’ ‘circo’ ‘patio murado’ que dan los diccionarios portugueses, que según demuestra Silveira (195 n.) es resultado de la incomprensión de un pasaje en que Camoens se refiere a la plaza del Alvalade en las afueras de Lisboa. No entro aquí en más detalles acerca de la difusión del topónimo cat. Albalat y arag. Albalate, pues es fácil suplirlos en términos generales y espero completarlos en mi obra onomástica.